Es tan igual o tan diferente como los demás, ni más ni menos. Él convive con el trastorno del espectro del autismo (TEA) y gracias a un programa denominado “Respiro Familiar”, Álvaro puede relacionarse con sus amigos, como el resto de los chicos de su edad, mientras que sus padres pueden realizar las tareas de casa, descansar en el sofá, leer un libro, salir a la compra o charlar con sus parientes. Una vida como la del resto de las familias. Y esto es posible gracias a la denominada “X Solidaria” o casilla 106 de Actividades de Interés Social que usted puede marcar en su declaración de la renta.

 

En medio de este terremoto provocado por el coronavirus, la vida sigue y a pesar de esta enorme crisis sanitaria, económica y social, los contribuyentes tienen su cita anual con Hacienda. Cada año hay una mayor concienciación y ya marcan la casilla solidaria de la renta más de 11 millones de personas, lo que ha provocado un incremento en la recaudación de 2019 en 26 millones de euros respecto al año anterior, alcanzando la cifra histórica de 360 millones de euros.

 

Esta solidaridad ciudadana en momentos tan difíciles para todos permite que millones de personas en situación de vulnerabilidad puedan recibir el apoyo de los demás. Este gesto tiene una gran repercusión en la vida de las personas menos protegidas y no supone ningún coste económico, ya que usted no va a pagar más ni le van a devolver menos dinero del que le corresponde a cada ciudadano.

 

Todavía hay un 46 por ciento de los contribuyentes que no marcan la “X Solidaria”, ya que señalan solo la casilla de la Iglesia Católica (un 11 por ciento de los ciudadanos) o no señalan ninguna casilla y dejan en blanco su asignación (un 35 por ciento). Quienes solo marcan la casilla de la Iglesia pueden desconocer que si marcan también la casilla de Interés Social sumaría su aportación con un total de un 1,4 por ciento (se duplicaría la cantidad del 0,7 por ciento) de sus impuestos destinados a fines sociales. 

 

Marcar la “X Solidaria” permite que las ONG ayuden y acompañen a millones de personas, que como Álvaro, necesitan afianzar sus derechos sociales y disponer de los recursos necesarios en el peor momento de la historia de nuestras vidas. Nadie pensó que este virus fuera tan demoledor. Solo puede superarlo la solidaridad ciudadana.